La plaza General San Martín: un palimpsesto cultural

Publicado en por Elizabeth Davies

 


Según de Adriana Bergero, autora de Intersecting Tango: Cultural Geographies of Buenos Aires, 1900-1930,
“Every city is a palimpsest created by many different hands at many different historical moments.” Literalmente, un palimpsesto es un manuscrito en lo cual es posible ver escritura borrada debajo de las letras evidentes. Pero en relación con una ciudad, el término palimpsesto tiene un sentido figurativo también. Significa que en ciudades como Buenos Aires, lo antiguo y lo moderno entremezclan en tal forma que el pasado y el presente existen juntos. La Plaza General San Martín en Buenos Aires ilustra perfectamente esta idea; desde la plaza se puede ver palacios grandes del principio de siglo XX yuxtapuestos con hoteles modernos de los años 30 y edificios del nuevo milenio.

 

 

La historia de la que ahora se llama Plaza General San Martín comenzó en el siglo XVII. En esa época, el espacio que actualmente es la plaza estaba ubicado afuera del perímetro de la ciudad de Buenos Aires. Entonces los gobernadores del siglo XVII no pudieron adquirir tierras en el territorio que gobernaban y por eso el espacio fue cedido en 1692 al gobernador Don Agustín de Robles. Él edificó una gran casa con el nombre de El Retiro y vivió allí hasta 1704. Después, la casa sirvió alojamiento para esclavos africanos vendidos primero por la Compañía de Guinea de Francia y luego por la Compañía inglés del Mar del Sur hasta la abolición de esclavitud en 1812.

 

Al principio del siglo XVIII, el gobierno argentino construyó la segunda Plaza de Toros de la ciudad en el espacio de la plaza actual. El ruedo tenía capacidad para mas de 12,000 personas, muchas de quienes consideraron la demostración como evento social. Como dijo el escritor José Antonio Wilde, miembros de la clase alta fue a la Plaza “to see and be seen.” Los corridas de toros continuaron hasta 1819 cuando el gobierno los prohibió en una medida para cortar vínculos con España. Mientras tanto, en el año 1812 el espacio de la Plaza fue ocupado por el General José de San Martín cuando él estableció un cuartel para el regimiento de granaderos a caballo en El Retiro. Cincuenta años después, la plaza fue nombrado la Plaza General San Martín como homenaje después de su muerte.

 

Al fin del siglo XIX, el espacio empezó parecerse a la plaza de hoy. En este momento,  arquitectos y urbanistas como el inglés Edward Taylor, el argentino José Canale y el francés Charles Thays fueron alquilados para modelar de nuevo la plaza. Derribaron El Retiro, la plaza de toros y otros edificios y plantearon muchos árboles. Después de esta renovación la plaza fue convertida en un espacio muy popular con la clase alta. Familias millonarias como los famosos Anchorena construyeron palacios enormes en el estilo francés de Beaux Arts. En los años 30 vino el estilo de Art Deco a la plaza con la construcción del edificio Kavanagh.

 

Hoy en día, la plaza sirve como un lugar para respiro y relajación en el medio de la ciudad de Buenos Aires. Dentro de la plaza se puede ver parejas, hombres de negocio y niños disfrutando el aire libre. Algunos de los edificios, incluyendo los palacios y el Kavanagh, todavía están ubicados en la plaza junto con tiendas y cafés del siglo XXI. En la mezcla de lo nuevo y lo antiguo, ambos en la Plaza General San Martín y el resto de Buenos Aires, podemos ver las capas diferentes de la historia. En este sentido, la Plaza San Martín funciona como un palimpsesto que también representa la ciudad en conjunto. Dado esto, podemos pensar que cada vez que nos movemos en la plaza y en la ciudad estamos añadiendo a las capas del palimpsesto cultural.

 

 

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L
<br /> Creo que esta inseguridad tiene que ver con lo que llamas “el sueño argentino.” Por siglos, los porteños cultos han basado sus juicios sobre que cual es bello y cual es aceptable en un modelo<br /> europeo. Por eso, no pueden estar orgullosos de su propio arte sin la aprobación de la comunidad europea. Fue el caso con el tango y fue el caso con el edificio Kavanagh también.<br /> <br /> Por cierto, gracias por la clarificación el estilo del edificio Kavanagh. En realidad no sé nada de la arquitectura, pero cambiaré el error.<br /> <br /> <br />
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R
<br /> Muy bien, sobre todo el último párrafo.<br /> Por cierto, el edificio Kavanagh no es Art Deco, sino racionalista, fíjate en la austeridad de sus líneas. En un principio fue rechazado por la sociedad de Buenos Aires, no les gustaba nada. Hasta<br /> que ganó un premio internacional, entonces las opiniones cambiaron. ¿Qué te dice eso acerca de la inseguridad de los porteños en cuanto a sus juicios estéticos?<br /> <br /> <br />
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